Reconocimiento del docente
Es curioso que una figura que nos
acompaña durante años (ya desde bien pequeños) y nos enseña a entender el
mundo, termine siendo una persona poco valorada.
Debido a ello, hemos elaborado un
pequeño listado de ideas que pueden ayudar a mejorar esa percepción que tenemos
acerca de los docentes en nuestro país.
1- Mayor
experiencia práctica de las personas que se están formando como docentes.
Tal y como está
planteado el sistema, después de aprobar unas oposiciones, el docente empieza a
trabajar con varios grupos de alumnos con características diversas. La
formación práctica previa de este docente consiste simplemente en “10 créditos =
250 horas de experiencia”.
Consideramos que
esas 250 horas no son suficientes para enfrentarse a la docencia.
Esto obliga a
los docentes a aprender a enseñar una vez estén ejerciendo, demostrando así, serias
dificultades para desenvolverse y comunicarse.
2- No
solo el trabajo del profesor cuenta, sino también el de los padres. Una buena
comunicación y coordinación padre/madre-docente, puede facilitar mucho el
trabajo y conseguir mayores progresos para el alumno.
3- Como
bien dijo César Bona, el hecho de que un español estuviese a punto de ganar un
premio internacional de docencia, hizo que se empezara a hablar sobre educación
en los medios de comunicación españoles. Esta visibilidad es la que puede
ayudar a aumentar el prestigio de un docente en España.
4- Una
buena coordinación entre los profesores es clave. Los docentes animan a los
alumnos a trabajar en equipo, por lo que ellos son los primeros que deben dar
ejemplo. Todos deberían regirse a las normas que propone el centro, para evitar
diferencias en las exigencias de cada uno (profesores más permisivos que otros,
etc.).
5- Por
último, también se trata de que el profesor recupere su autoridad, la que
siempre ha tenido y que parece que ha ido perdiendo con el paso del tiempo.
No se trata de que vuelva a ser un profesor
como “los de antes”, sino uno que sea capaz de mostrar cierto límite entre el
respeto y el “colegueo”. Como bien dijo mi compañera Laura Frías: “Tiene que
ser un profesor con autoridad, no autoritario”.
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